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La insigne arma blanca de los iberos junto con el gladius hispaniensis.
Fue la gran temida en el campo de batalla y su capacidad de herir y
lacerar, su facilidad de manejo, su versatilidad y su alta capacidad
mortífera traspasó allende los territorios y los mares.
En Jaén, territorio oretano principalmente, se han encontrado ejemplares que si ya son hermosos con su deterioro inherente, serían puro esplendor de la forja local hace 2300 años. Puro arte ibero forjado en los oppida con un único fin: acompañar al guerrero, al lobo ibero, en la vida y en la muerte.
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Las dos superiores son
dos falcatas, una de ellas larga y ornamentada con filamento de plata y
repujado de bronce. La otra del tamaño normal.
La tercera arma (izda) es un puñal de antenas, con su característica forma triangular.
La cuarta (inferior) es una espada corta (dobleglobular) o daga tipo gladius (pugio).
Armas iberas del museo arqueológico de Jaén.