Desde el remoto, en el tiempo y en el espacio, Katal Höyuk, la religión ha tenido como referente a la mujer, a la diosa, la Gran Diosa.
En concreto a la adorada señora de los animales. La que los micénicos llamaron Potnia (Potinija), concretamente, Athana Potinija. Sea Atenea, Deméter, Artemisa, (H/E)Ipona... son muchas las evocaciones religiosas de las adoraciones prerromanas (y posteriores) a la Gran Diosa, y constantemente es acompañada de un par de animales sagrados (Potnia Theron) o bien dos caballos (Potnia Hippon).
Damnatio Memoriae. Es una locución que alude a la destrucción de los recuerdos, de esos que se basan en la mirada al pasado, a la memoria y a la historia. La destrucción de las cabezas, esculturas y los símbolos.
Símbolos como el de la gran potencia cultural, económica y religiosa ibera IPOLKA, apodada como Pontificensis por Roma cuando fue OBULCO:
La impresionante Potnia Theron del Cerrillo Blanco de Porcuna, de Ipolka.
Casi a tamaño natural, realizada en calcarenita clara como el resto escultórico con el que se encontró. Majestuosa y engalanada con túnica larga, sostiene dos machos cabrios, uno a cada lado. Además, incluso mantiene parte de la pigmentación litúrgica roja en la espalda. Que nos hace generar una idea de lo llamativa que fue cuando nucleaba un gran templo en su honor o el heroa de un princeps guerrero.
Potnias Theron o Hippon que acompañaron, en este y el otro mundo, a los guerreros iberos. Y como no, al más icónico de todos, el Guerrero de Porcuna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.