Dos esculturas cordobesas en el Museo ibero de Jaén. Dos enigmáticas representaciones cargadas de simbolismo.
Por un lado el/la leon/a sedente con lengua fuera y boca entreabierta como receptáculo de algún objeto ¿funerario? ¿litúrgico? ... hocico punteado, ojos vacios (mejor vaciados), y esa melena o pelaje de plumas, ¿simbólicas? ¿mitológicas? ¿artísticas? ... todo un misterio en sí.
Por otro, tenemos la loba de Baena, una loba que a la vez que amamanta a su cria devora a su presa. Aquí el simbolismo de la pieza desata la imaginación sin freno alguno... la loba, uno de los signos y símbolos del poder ibero que alimenta a sus descendientes a la vez que se alimenta a sí mismo, analogía con el poder y su legado. Feroz y de ojos vaciados que estuvieron rellenos de pasta de vidrio o piedras para infundir temor o respeto. Alusión explícita a un clan o familia dinástica, fundadora de ciudad, o incluso de un linaje fundacional paralelo al romano... varias lecturas sobre estas esculturas funerarias iponubenses, ligadas estrechamente al territorio anejo de Ipolka, capital túrdula.
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